Alfabetización Digital
¿Existe la base adecuada sobre la cual alfabetizarnos digitalmente? ¿Puede la alfabetización digital, por sí misma y sin otros cambios estructurales, reportar beneficios a las empresas y/o a la economía de un país?
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Ahora que va a llegar de Europa un chorretón de millones para dedicar a digitalización empresarial y alfabetización digital de las personas/trabajadores (pero no a partes iguales, ojo, sino en proporción 10 a 1 con suerte), aquí llega el rompehuevos de turno para enfriar las grandes palabras que se van a oír a los políticos, que ya se oyen ahora.
La digitalización de las empresas está muy bien, sí, pero la realidad que se está viendo actualmente, es que es la coartada para reducir puestos de trabajo, principalmente administrativos.
Antes de generar cualquier entorno de trabajo, que se estuviese ya realizando pero con una tecnología anterior (papel, ordenador central) suelen tenerse varias reuniones con los programadores. Pero las tiene el jefe, que lleva una amplia cartera de nuevos datos que se deben recopilar, cruzar e indexar, para que se note que es él quien asigna los recursos (pasta). Los curritos que trabajarán en el nuevo entorno digital, aparte de ser menos personal, no tienen ni voz ni voto. Resultado: se pierde la oportunidad de eliminar problemas habituales, cuellos de botella y redundancias que ellos conocen por haber venido solventando como pueden en el sistema anterior, que era ¿más rígido? Para quien tiene el poder de pedir modificaciones, adaptaciones ó ampliaciones, sí: el sistema actual es flexible y el anterior era rígido. Pero para los usuarios "de a pie", son ambos igual de rígidos. Sin contar que la usabilidad suele quedar en el olvido ó como mucho supeditada a la profesionalidad de los informáticos que construirán el sistema nuevo.
Eso se suele combinar con una muestra de la afición que tienen los directivos al "pensamiento mágico": si hay ordenadores, y todo está en el ordenador, el número de informes que puedo pedir es infinito ¿que durante unas semanas me preocupa el consumo de los recalentadores inductivos? pues pido un informe con curvas y tendencias del consumo de éstos para siempre. A los dos meses ya no los mirará nadie, pero seguirán generándose y enviándose automáticamente durante años. Y a los dos meses no los mira nadie porque ahora lo que nos preocupa es la calidad de las obleas de tantalio: informe que te crió, con composición media, desviación típica de la planitud y orla de encaje de bolillos. Y a los dos meses, el tema estrella es el análisis de riesgos en los trasvases de hidrocarburos alifáticos y vuelta a empezar con otro informe.
A la vuelta de 3 ó 4 años, el sistema está sobrecargado generando informes que nadie lee, pero se envían a todo el que sea directivo ó aspire a serlo. Porque la principal utilidad de esos informes es sacarlos en una única reunión y ser la estrella - entonces 4 ó 5 sesudos gestores lo miran muy serios y dicen: "dí que me pongan en copia" (= no lo pienso leer ni de coña, pero si hay otra reunión con el boss como la de hoy, a mí no me pillas).
Alfabetización digital. Qué decir de algo tan bello. No hay crítica posible. Salvo que antes habría que proceder a la alfabetización analógica. La triste realidad es que se van sucediendo las generaciones de trabajadores de mayor ó menor cualificación - llevo varias vistas - y sigue fallando la comprensión lectora. Y el hábito de leer, también. De poco sirve dar documentación para que la gente amplíe conocimientos sobre un tema, si cuando ven que tiene la inabarcable extensión de 3 páginas en DIN A4, sudan frío y se marean. Es inútil dar acceso telemático a repositorios de documentos para consulta sobre temas concretísimos, si faltan la base técnica y la base gramatical para comprenderlos. De que estén en inglés ya ni hablamos.
También se suceden las generaciones de estudiantes, y lo que debería aprenderse en primaria a manejar un teclado (por Zeus, que alguien invente y popularice teclados reducidos, adaptados a todas las edades), tampoco se aprende en secundaria, ni en bachillerato. Luego encontramos intachables profesionales en la sanidad, en la policía, en el comercio y en la industria - los pilares de nuestra sociedad, visto que la educación está castigada en el sótano - realizando arriesgadas maniobras del "vuelo del aguilucho" sobre el teclado para escribir un escueto informe. Eso, señoras y señores del jurado, es tiempo es decir, dinero. Falta de productividad.
Claro que para qué ir más rápido, si tampoco sabemos redactar. Confundimos el registro oral con el escrito. Nos perdemos en las subordinadas. Las concordancias de sustantivo y adjetivo, las de tiempos verbales, hay que ir con frecuencia a buscarlas a la Oficina de Objetos Perdidos. Y lo más descorazonador, se ve en gente joven que ha tenido todas las oportunidades para estudiar, sin las disculpas que pudieron aducir las generaciones anteriores.
¿Debemos enseñar a la gente a hacer Control+C, Contro+V? Sí, pero no para que multipliquen hasta el infinito las faltas de ortografía. No se lee. No se hace por gusto, la competencia de las pantallas es demasiado grande, paradójicamente. Se lee por obligación, en el instituto, en el trabajo. Con asco. No es cuestión de ciencias o letras, nunca lo ha sido. Es cuestión de dar todo por bueno y tirar para adelante, negando al que no sabe ó cree que no es importante la oportunidad de aprender, de mejorar. Para que no se ofenda. Esa es la primera alfabetización digital que habría que abordar, ese cambio de mentalidad.
Y no me quedaré únicamente en la textualidad. La alfabetización digital debería llegar a otros aspectos: cómo editar una imagen, o un vídeo. Pero también qué formatos de imagen, de sonido, de vídeo y contenedores son libres, y cuales son propietarios. Y para llegar ahí, habrá que rascar un poco en las guerras comerciales que llevan a popularizar unos formatos frente a otros que están libres de royalties. ¿Alguien va a atreverse a abrir ese melón, o será atentar contra los sacrosantos derechos empresariales? O habrá que enseñar a usar una hoja de cálculo, pero si antes tropezamos con la gramática, eso era una piedra de mechero comparado con el escollo de las matemáticas. ¿Cómo se enseña a usar la función coseno hiperbólico sin dar antes la noción matemática de lo que es?
La digitalización de las empresas está muy bien, sí, pero la realidad que se está viendo actualmente, es que es la coartada para reducir puestos de trabajo, principalmente administrativos.
Antes de generar cualquier entorno de trabajo, que se estuviese ya realizando pero con una tecnología anterior (papel, ordenador central) suelen tenerse varias reuniones con los programadores. Pero las tiene el jefe, que lleva una amplia cartera de nuevos datos que se deben recopilar, cruzar e indexar, para que se note que es él quien asigna los recursos (pasta). Los curritos que trabajarán en el nuevo entorno digital, aparte de ser menos personal, no tienen ni voz ni voto. Resultado: se pierde la oportunidad de eliminar problemas habituales, cuellos de botella y redundancias que ellos conocen por haber venido solventando como pueden en el sistema anterior, que era ¿más rígido? Para quien tiene el poder de pedir modificaciones, adaptaciones ó ampliaciones, sí: el sistema actual es flexible y el anterior era rígido. Pero para los usuarios "de a pie", son ambos igual de rígidos. Sin contar que la usabilidad suele quedar en el olvido ó como mucho supeditada a la profesionalidad de los informáticos que construirán el sistema nuevo.
Eso se suele combinar con una muestra de la afición que tienen los directivos al "pensamiento mágico": si hay ordenadores, y todo está en el ordenador, el número de informes que puedo pedir es infinito ¿que durante unas semanas me preocupa el consumo de los recalentadores inductivos? pues pido un informe con curvas y tendencias del consumo de éstos para siempre. A los dos meses ya no los mirará nadie, pero seguirán generándose y enviándose automáticamente durante años. Y a los dos meses no los mira nadie porque ahora lo que nos preocupa es la calidad de las obleas de tantalio: informe que te crió, con composición media, desviación típica de la planitud y orla de encaje de bolillos. Y a los dos meses, el tema estrella es el análisis de riesgos en los trasvases de hidrocarburos alifáticos y vuelta a empezar con otro informe.
A la vuelta de 3 ó 4 años, el sistema está sobrecargado generando informes que nadie lee, pero se envían a todo el que sea directivo ó aspire a serlo. Porque la principal utilidad de esos informes es sacarlos en una única reunión y ser la estrella - entonces 4 ó 5 sesudos gestores lo miran muy serios y dicen: "dí que me pongan en copia" (= no lo pienso leer ni de coña, pero si hay otra reunión con el boss como la de hoy, a mí no me pillas).
Alfabetización digital. Qué decir de algo tan bello. No hay crítica posible. Salvo que antes habría que proceder a la alfabetización analógica. La triste realidad es que se van sucediendo las generaciones de trabajadores de mayor ó menor cualificación - llevo varias vistas - y sigue fallando la comprensión lectora. Y el hábito de leer, también. De poco sirve dar documentación para que la gente amplíe conocimientos sobre un tema, si cuando ven que tiene la inabarcable extensión de 3 páginas en DIN A4, sudan frío y se marean. Es inútil dar acceso telemático a repositorios de documentos para consulta sobre temas concretísimos, si faltan la base técnica y la base gramatical para comprenderlos. De que estén en inglés ya ni hablamos.
También se suceden las generaciones de estudiantes, y lo que debería aprenderse en primaria a manejar un teclado (por Zeus, que alguien invente y popularice teclados reducidos, adaptados a todas las edades), tampoco se aprende en secundaria, ni en bachillerato. Luego encontramos intachables profesionales en la sanidad, en la policía, en el comercio y en la industria - los pilares de nuestra sociedad, visto que la educación está castigada en el sótano - realizando arriesgadas maniobras del "vuelo del aguilucho" sobre el teclado para escribir un escueto informe. Eso, señoras y señores del jurado, es tiempo es decir, dinero. Falta de productividad.
Claro que para qué ir más rápido, si tampoco sabemos redactar. Confundimos el registro oral con el escrito. Nos perdemos en las subordinadas. Las concordancias de sustantivo y adjetivo, las de tiempos verbales, hay que ir con frecuencia a buscarlas a la Oficina de Objetos Perdidos. Y lo más descorazonador, se ve en gente joven que ha tenido todas las oportunidades para estudiar, sin las disculpas que pudieron aducir las generaciones anteriores.
¿Debemos enseñar a la gente a hacer Control+C, Contro+V? Sí, pero no para que multipliquen hasta el infinito las faltas de ortografía. No se lee. No se hace por gusto, la competencia de las pantallas es demasiado grande, paradójicamente. Se lee por obligación, en el instituto, en el trabajo. Con asco. No es cuestión de ciencias o letras, nunca lo ha sido. Es cuestión de dar todo por bueno y tirar para adelante, negando al que no sabe ó cree que no es importante la oportunidad de aprender, de mejorar. Para que no se ofenda. Esa es la primera alfabetización digital que habría que abordar, ese cambio de mentalidad.
Y no me quedaré únicamente en la textualidad. La alfabetización digital debería llegar a otros aspectos: cómo editar una imagen, o un vídeo. Pero también qué formatos de imagen, de sonido, de vídeo y contenedores son libres, y cuales son propietarios. Y para llegar ahí, habrá que rascar un poco en las guerras comerciales que llevan a popularizar unos formatos frente a otros que están libres de royalties. ¿Alguien va a atreverse a abrir ese melón, o será atentar contra los sacrosantos derechos empresariales? O habrá que enseñar a usar una hoja de cálculo, pero si antes tropezamos con la gramática, eso era una piedra de mechero comparado con el escollo de las matemáticas. ¿Cómo se enseña a usar la función coseno hiperbólico sin dar antes la noción matemática de lo que es?
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